Oreste Plath, animador de la tierra y del espíritu Juan Antonio Massone Publicado en Boletín Cultural Ñuble, 1981 y Diario La Prensa, Curicó, Chile, 12 de febrero de 1981 Dicen que los escritores suelen ser personas más o menos complicadas. Dicen que ponen mucha pasión en lo que hacen y, por lo tanto, suelen causar más distancia que proximidad. Dicen que es mejor no conocerlos, porque desmejoran la visión que uno se forma de ellos a través de la lectura de sus obras. Dicen que forman núcleos y que emplean mucho tiempo en discutir acerca de pequeñeces. Dicen que dicen tantas cosas. Casi todo lo anterior tiene su base en la verificación honesta de la mayoría. Sin embargo, siempre nos atrae la excepción, porque en ella uno puede continuar pensando a los demás no sólo en los que son, sino en lo que pueden y deben ser. La excepción a todos esos "dicen" la hemos hallado en varios escritores, aunque en ninguno como en el caso de Oreste Plath. Porque conociéndolo, los decires resultan equivocaciones. Oreste Plath, folklorólogo y no folklorista, tiene una manera de ser, no de parecer; hombre de espíritu acogedor y emprendedor, voluntad de crecimiento para con los demás. Ideó y ha llevado adelante la Agrupación Amigos del Libro, grupo de escritores y editores, que mantiene una tertulia los días sábados en Librería Nascimento, edita un Boletín Bibliográfico y patrocina las autopresentaciones de escritores en el Museo Vicuña Mackenna: los llamados ¿Quién es Quién en las Letras Chilenas?, pequeños libros que luego son publicados. Son ya cerca de treinta las presentaciones editadas. Oreste Plath es hombre acogedor, el que no sabe pedir para sí mismo, que piensa en beneficio de todos, como si su máxima de acción fuera la de Don Quijote: "Hacer bien a todos y mal a ninguno", y conste que es nada fácil trabajar por otros, cuando a lo que se hace abiertamente, se le buscan tantas razones aviesas o sin razones como les sea posible a los mal pensados. Por esos decimos que Oreste Plath niega a esos decires tan dolorosos cuanto ciertos con respecto al mundo de los escritores. Pero es mucho más. Hombre de humor y hombre de honor; investigador de lo chileno y espíritu alerta para lo valioso, sobre todo de la obra ajena, lector fiel y ágil apuntador de rasgos singulares. Durante más de cincuenta años ha venido trabajando por la cultura de Chile. Sus obras lo muestran en la paciencia y en la honradez: Geografía del mito y la leyenda chilenos, Folklore chileno, Lenguaje de los pájaros chilenos y numerosos títulos que hacen innecesario insistir sobre ese aporte. Nosotros no somos voz autorizada para destacar sus valores al respecto, pero, si, estamos ciertos, que en lo difuso de nuestras comprobaciones, no podemos estar equivocados al decir de nuestra captación del centro vital que las ha originado. Es tan difícil hallar de quienes ostentan una trayectoria y, al mismo tiempo, que esa misma labor de años no empañe otros aspectos del ser. ¿Cuántos son los deudores de Oreste Plath?. ¿Cuantos se han enterado de lo nuestro a partir de sus libros? Lo mejor que le puede suceder a un hombre es que su ausencia postrera no sea causa de olvido para lo que hizo como edificación colectiva; lo mejor que pueden hacer los hombres es no olvidar a aquellos hacedores de humanidad, porque de lo contrario, se estarían desmintiendo en todo lo que imaginan ser. Las pretendidas grandezas suelen constituirse en actualidades efímeras. Y, como nos lo recuerda Cervantes: "Un hombre no es más que otro si no hace más que otro". Oreste Plath, seudónimo algo extraño para el que no resulta ni extraño ni extranjero para los otros, para nosotros; ese ingenioso caballero animador de la tierra y del espíritu. |