OESTE PRAT

Andrés Sabella

 

Oreste Plath ha cumplido 80 años. Es una edad para saludar por las andanzas que, allí, se encierran. Y las de Oreste Plath no son pocas. En 1928, una tarde en que soñaba el otoño marinero de Antofagasta, divisamos con Eduardo Ventura una revista nueva tentándonos en una librería. Su nombre sonaba "Gong". La compramos pregúntanos quién seria este Oreste Plath, que, en Valparaíso, salía al combate por las ideas. ¡Era tan extraños el nombre y el apellido; nos traían colores muy lejanos’ "Gong", Tablero de Arte y Literatura, leímos en su epígrafe, fue la primera tentación literaria "en grande" que nos conmovió. Principiamos a trazar la huella del escritor: le escribimos, buscándole espacio a la esperanza. No demoró en llegarnos la respuesta fraternal de Oreste Plath, cuya firma se inflaba en la "O" como un velamen gozoso. La hermandad no tardó crecer, carta a carta, poema a poema, ¡y pasamos, ya los cincuenta años de leal compañerismo, sin que envejecieran los ímpetus veinteañeros!

Cuando lo conocimos, personalmente en un viaje de Oreste al norte, usaba un sombrero de torero que nos pareció propicio para que, allí jugaran las estrellas, como en un carrusel. Después, en Valparaíso, de paso nosotros a la capital para empezar a hojear códigos. Oreste nos invitó a recorrer la noche porteña: entonces, Alejandro Galaz nos obsequió su libro "Molino", donde aparece el hermoso poema "Elogio del cobre". Llegamos a Santiago, leyéndolo en el tren. Oreste, en aquella ocasión, nos reveló aspectos nuevos de la poesía de José María Eguren. La común devoción por el poeta de " Simbólicas" selló más la buena amistad.

Oreste escribió "Poemario", en colaboración con Jacobo Danke, en 1929, y en 1936, "Ancla de espejos", volumen editado por Orlando Cabrera Leyva, que en la Calera, dirigía la revista "Siempre". De 1941 a nuestros días Plath decidió su vida literaria en el estudio, la investigación y la divulgación del folclore, logrando que su tarea se encuentre en línea de honradez con la de don Julio Vicuña Cifuentes y otros maestros de la literatura folclórica. La Academia Chilena de la Lengua, así, lo reconoció, incorporándolo a ella en 1982.

En los 80 años de Oreste divisamos, en sombra de ternura, a Zoilo Escobar y a Jacobo Danke, a los hermanos Alvial y a Lupercio Arancibia, a Pablo Garrido, cuya "pierna azul" fuimos a buscarla, una mañana de 1932, al barco que la traía en el equipaje de Laura Rodig: ¡histórica "pata azul" de un artista singular! Nos honra celebrar estos 80 años de Octavio Müller Leiva, a quien no lo festejamos en curul académico, sino en mesa de noble bohemia, como esa del viejo bar "Roland", cuando la amanecida entraba a recordarnos que el sol nos aguardaba afuera, saltando de los cerros porteños.

Cayetano Gutiérrez Valencia (Zayde) lo nombraba Oeste Prat.

 

¡Gran hermano al Norte, Sur, Este y Oeste de las letras chilenas!

 


© SISIB - Universidad de Chile y Karen P. Müller Turina